Leyenda de Brianda Pereira – Batalla de Salga

El 25 de julio de 1581 tuvo lugar la Batalla de Salga, momento de la Historia de Terceira, en el que la población y los toros jugaron un papel fundamental en la defensa de la isla, del archipiélago e incluso de la independencia de Portugal.

Cuando D. Sebastião murió en 1578, en Alcácer Quibir, le sucedió su pariente más cercano, su tío abuelo el cardenal D. Henrique, quien falleció, en 1580, sin herederos directos, abriéndose así, una crisis de sucesión. Hubo 3 herederos principales, D. Catarina, Filipe II de España y D. António, Prior do Crato. Este último fue aclamado rey en Santarém, en contra de los deseos de la Alta Nobleza, partidaria de Felipe II. Para él, Portugal era un reino muy importante para la estrategia del Imperio español, razón por la que acabó enviando su ejército, que mejor preparado derrotó a los partidarios de D. António – O Prior do Crato. Terminó refugiándose en Terceira, el único punto del país que estaba de su lado. D. Violante do Canto, que había heredado una gran fortuna en 1577, apoyó la causa de D. António, sustentando a las tropas anglo-francesas estacionadas en la isla. La Tercera empezó a ser el blanco de la atención española.

En este momento, Historia y Leyenda se mezclan, y la realidad de los hechos es difícil de descifrar. El 25 de julio de 1581, una flota española comandada por Pedro de Valdés, intentó conquistar la isla de las Azores. La flota castellana, formada por 10 barcos con 1 000 hombres de guerra, intentó desembarcar en la bahía Salga y, tomando por sorpresa a los locales, logró vencer la primera resistencia. En esta fase del combate se distinguió Brianda Pereira, leyenda viva de nuestra historia. Las tropas españolas comenzaron a prender fuego a los campos y casas en las inmediaciones, entre las cuáles muy probablemente la de Brianda Pereira, aprisionando a los hombres que iban encontrando. Entre los prisioneros estaba Bartolomeu Lourenço, que se encontraba herido, el marido de Brianda. Ésta, en un sentimiento de rebeldía y defensa, incentivó tanto como pudo, llena de fuerza y ​​determinación, a la población de Terceira a que luchara, tomó lo que tenía a mano y también fue a combatir.

A medida que la batalla se iba endureciendo, el religioso Agostinho Frei Pedra, que participó activamente en la lucha, tuvo la idea de, como estratagema, dirigir el ganado bravo hacia las posiciones españolas y así destruirlas. Rápidamente se reunieron más de mil cabezas de ganado que, a la fuerza de gritos y tiros de mosquetes, se lanzaron sobre el enemigo. Esto llevó a los españoles a retirarse y dio tiempo a que los terceirenses para que se reagruparan y prepararse para la nueva defensa de la isla. Cientos de castellanos murieron en los combates o se ahogaron en la huida del ganado salvaje. Se dice que no más de 50 españoles regresaron a los barcos, mientras que, entre los locales, fueron pocos las decenas que murieron. Fue una derrota humillante para las tropas de Felipe II de España. Brianda Pereira animó hasta el final de la Batalla de Salga a hombres y mujeres a luchar hasta el final. Brianda Pereira se convirtió en la nueva heroína de los portugueses contra los españoles. En la batalla participaron dos ilustres escritores españoles, Miguel de Cervantes, autor de Don Quijote de la Mancha, y Lope de Veja, ambos sobrevivientes.

La batalla de Salga permitió la reanimación de las tropas terceirenses y el fortalecimiento de su posición contra el rey español. Así, en los siguientes 2 años, el pueblo terceirense no dejó de luchar. Data de este periodo, más precisamente del 13 de febrero de 1582, la famosa carta de Ciprião de Figueiredo, regidor de las Azores, a Felipe II, donde afirmaba: “antes morir libres que en paz sometidos”, hoy lema de las Azores.

Los terceirenses lucharon como defensores de la independencia de Portugal. Sólo en 1583 la isla Terceira fue subyugada por los españoles, comandados por D. Álvaro de Bazán, en el conocido Desembarco de la Bahía das Mós. Pese a esta situación, Angra siguió siendo un punto fundamental. Así, como propuesta del propio Bazán, tras analizar la línea de Fuertes de la Isla, Filipe II mandó erigir un gran castillo en el Monte Brasil. Así nació la mayor fortaleza del mundo durante la Dinastía de los Felipe, entonces llamada Castelo de S. Filipe, hoy São João Batista.

Dª Violante, por orden de Felipe II, partió el 17 de agosto de 1583 con D. Álvaro de Bazán, rumbo a Madrid. En el momento del embarque, Dª Violante se dirigió al lugar de Prainha, acompañada de dos damas, cinco sirvientas y veintiún criados entre otros escuderos, siendo allí esperada por las principales autoridades de Angra, en un entarimado alfombrado y construido expresamente para el embarque. Cuando Dª Violante puso el pie en la escala del barco, se escuchó una salva desde el barco, acompañada por todos los navíos de la armada. En España, Dª Violante fue encerrada en dos monasterios, en Cádiz y Jane y luego obligada a casarse el 1 de abril de 1585 con Simão de Sousa de Távora, regresando a Portugal.

Los toros, que hoy acompañan a la heráldica de las Azores, nos recuerdan el papel del ganado bravo y de nuestro pueblo en la lucha por lo que creían, la independencia de Portugal. La bravura terceirense se convirtió en la imagen de marca de la isla.

Por: Francisco Miguel Nogueira en jornaldapraia.com

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